sábado, 11 de diciembre de 2010

ESPAÑA: ESA GRANDE Y SURTIDA


Durante 33 años viviendo entre terrícolas españoles, me encuentro en disposición de comenzar a redactar el informe de situación para el que he sido programado desde mucho antes de haber nacido de las entrañas de mi madre. Después de todos estos años observando y estudiando con distante cautela, la cultura y costumbres de la gente, no he podido más que sorprenderme de la muy creciente e incluso exponencial evolución que se está produciendo en estos últimos años de historia en el planeta. Es el momento de evaluar y determinar cual será el futuro de 46 millones de habitantes.

La economía, la política y la tecnología son sin duda alguna, los motores que más están condicionando el cambio hacia modelos de producción, consumo y costumbres de la población humana de todo el planeta Tierra. Curiosamente, no en todas partes se vive el proceso evolutivo de la misma forma, sino más bien todo lo contrario.

Mi área de cobertura analítica, se circunscribe a la Península Ibérica y más concretamente a aquella zona hispano parlante que se hace llamar como nación, España. Al sur de Europa y perteneciente desde no hace mucho a la Unión Europea, se trata de una región cuya historia se remonta mucho tiempo atrás y como prueba de ello, se pueden diferenciar claramente sus distintas zonas por multitud de características. La heterogeneidad de cada región es prueba evidente de que han prosperado de forma bastante independiente, conservando así la riqueza de sus costumbres, la diversidad y el cambio por fusión de otras culturas con quienes se convivió, muy distintas y variopintas gastronomías y paisajes. Incluso a través de sus formas de hablar se comprende la complejidad que entraña un análisis que realizado en conjunto, podría caer en el simplismo.


Este abanico cultural que se ha ido produciendo a lo largo de los siglos ha sido consecuencia de innumerables batallas por defender la tierra, así como, de la asimilación de otras culturas foráneas que afincadas en el territorio de forma pacífica, han ido definiendo lo que hoy es conocido como el Reino de España.

En mi misión como observador imparcial, he tratado de visitar la inmensa mayoría del territorio peninsular así como algunas de las islas más emblemáticas y conocidas del territorio que me ha sido asignado. Así mismo, he entablado relaciones más o menos íntimas con gente de todas las regiones para poder comprender las pequeñas diferencias que hacen tan complejo el estudio generalizado del territorio que ya en tiempo de los romanos era llamado Hispania.





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