martes, 14 de diciembre de 2010

ESPAÑA ES DE LOS OBREROS… AUNQUE NO HAYA TRABAJO


Hola a todos. Continuaré escribiendo en este batiburrillo de ideas sin saber muy bien dónde podré acabar y sin intención alguna de querer ofender ni molestar a nadie. Como todas ellas, son reflexiones o información que considero, es bueno comentar y compartir.  En este caso, creo que ha llegado la hora de ponerme serio y atreverme a hablar de temas polémicos. Espero que no por ello, vaya a perder alguna amistad.

Hoy hablaré sobre un tema del que todo el mundo opina no sin levantar ampollas y susceptibilidades entre aquellos que más adoctrinados están. Se trata de un tema que nos afecta a todos de forma muy directa aunque nos neguemos por lo general, a aceptarlo. Fastidiosa política, que más que el caballero Don Dinero, es el peligroso Don Poder. Mucho más peligroso cuando se junta la capacidad de poder legislar sobre 46 millones de personas a conveniencia con el apoyo financiero de más del 50% de los recursos que un país genera, para su reparto como mejor dispongan y convengan.

A fin de cuentas y ya desde sociedades muy antiguas, se destinaba un porcentaje de lo producido en las familias pera el beneficio conjunto de la sociedad. Muy honrosa era aquella participación de cada uno para el bien de la comunidad. Si bien, alguien tenía que ser responsable de repartir convenientemente este dinero que no era suyo sino de todos. A lo largo de la historia ha habido distintas fórmulas para hacerlo pero no quiero hablar de historia sino de la situación que más nos ataña. La cultura y las creencias políticas del presente y como no, las consecuencias del futuro.

Hoy en día, se reparten el poder en el mundo dos posiciones predominantes: La derecha y la izquierda. Sin queren ni entrar a hablar de los extremismos de ninguna de las posiciones, me centraré en el significado que para nosotros, todos españoles, implica dar apoyo a una u otra formación, teniendo en cuenta los prejuicios que a mi forma de entender existen. Partiendo de los dos modelos que se debaten y sin olvidar en qué radican sus diferencias primigenias, tenemos:

El mundo capitalista por un lado que ya desde la revolución industrial, era un modelo en el que existían unos medios de producción que necesitaban de mano de obra para funcionar. Se producía una simbiosis entre el promotor del negocio y aquellas personas que a cambio de su colaboración en el proyecto, recibían una remuneración. Cualquiera puede libremente promover un negocio así como trabajar para otro. El sistema era muy eficiente y flexible. Las ambiciones y egoísmo personal, innato en el hombre, eran recompensadas con dinero y esto a su vez, mediante recaudación de impuestos, beneficiaba a toda la sociedad. Nunca se ha experimentado tanto crecimiento y bienestar colectivo en la historia, como hasta entonces. Este grupo se conoce como liberales y promueve el ajuste de los mercados con una mínima intervención del gobierno quien se limita a favorecer ciertas variables para engrasar el sistema de crecimiento.

El mundo socialista por otro lado, que surge de la necesidad de limitar el poder que adquieren los empresarios sobre los trabajadores. En muchos casos, algunos cercanos al nuestro, con “buena” intención y otros no tanto, expropiando medios productivos, mal gestionándolos y convirtiendo a todos en obreros sin posibilidad alguna de prosperar en su calidad de vida (como digo, no es la situación real de España pero sí la tendencia). Hoy esta política se resume en cada vez mayor intervencionismo del estado, tanto a nivel productivo (empresas públicas, deficitarias por lo general) como moral (proteccionismo del individuo que no sabe qué es lo mejor para él: adoctrinamiento). Se dedican muchos recursos en desengrasar la máquina productiva, perjudicando a los empresarios, desequilibrando los mercados con sus consecuencias y menguando la recaudación general de impuestos. Es el estado quien decide cómo se debe actuar a nivel individual, qué pensar y qué se debe producir. Pretenden tener controlado todo sin saber que no están capacitados para ello ni en principio, es la finalidad para que fueron nombrados.

A estas alturas, ya habrá sin duda, quien se sienta molesto. Yo no digo que la política socialista sea mala. Hay que establecer un marco histórico y social para comprender la conveniente necesidad de este movimiento en la historia y no hay que ser un genio para saber las consecuencias que han sufrido los países que más han abanderado sus virtudes (ejemplo de China que se reconvierte en un capitalismo salvaje, Rusia o Cuba). Debe existir un equilibrio razonable entre las posturas y es a ese centro político, al que se tiende en todo el mundo democrático y civilizado.

Hablemos de España sin querer entrar en particularidades extranjeras. España como siempre se ha dicho, es socialista porque en su inmensa mayoría, es obrera. Es obrera aunque más bien debiera llamarse asalariada, como antes era campesina, y suponía más del 95% de la población. Esto pasa en todos los países y no significa que todo el mundo vote a la izquierda como se hace en este país, a toda costa y pase lo que pase. Se la perdido completamente la visión crítica hacia los gobernantes y se ha sustituido por un montón de prejuicios que abalan o censuran a los políticos antes de que hayan siquiera definido sus objetivos o el camino que se debe trazar para alcanzarlos.

Actualmente, el panorama que yo veo es el siguiente:

La derecha española está condenada a su rechazo por una serie de razones que si bien anacrónicas (la guerra civil española), están grabadas a fuego en el subconsciente de todos.

La izquierda española, muy lejos de ser la meritocracia que hace honorable la responsabilidad de representar y gestionar los recursos de un país, se ha convertido en una vergonzosa y pintoresca improvisación sin valores ni objetivos. Mientras que España se hunde y lejos de intentar solucionar algo, niegan lo evidente y mediante cortinas de humo como mera distracción de la atención al problema real, traman estratégicamente su perpetuación en el poder, sin importar el precio que haya que pagar y pactando con quien sea necesario (el poder de los nacionalismos es especialmente dramático en un país sin rumbo y con necesidad de apoyo para seguir legislando).

El poder corrompe y deberíamos darnos cuenta de que tras un mito de hipotética ayuda a los trabajadores, se encuentra el ansia de controlar más y cada vez más un pueblo. A zapatero ya ni se le ve porque su desgaste es notorio (vergüenza creo que no tiene). Ha delegado toda su autoridad a Rubalcaba quien ya ha demostrado que no tiene problema alguno en dejar por su causa, los cadáveres políticos que haga falta. Posiblemente sea el próximo candidato y sinceramente espero que sea liderando en la oposición. De no ser así, que dios nos pille confesados.


Qué cruz… Como decía el Profesor Jesus Zamora Bonilla en su Otto Neurath

¡Señor! Tú que estás ahí y que sabes de todo, haz que los Reyes Magos nos echen este año, o el que viene a más tardar, a alguien a quien podamos votar los zurdillos sin que se nos caiga el alma a los pieses…


Tened por segura una cosa: España es un barco que se va a pique y el último que abandonará el barco, será sin duda, su capitán.







2 comentarios:

  1. La izquierda y la derecha española no son, en mi opinión, los salvaguardas de ninguno de los valores liberales o socialistas en lo que se formo la vieja Europa. La clase politica española(TODA) está formada por personajes carentes de sentido de estado y sin conocimientos y visión para conducirnos en estos tiempos dificiles. El problema, desde mi punto de vista, viene definido por un sistema electoral en donde se vota a partidos politicos y no a personas y en donde la estrategia y la disciplina de los partidos está por encima del sentido común de sus integrantes.
    Creo que el planteamiento en este momento no debe ser ideológico, sino daremos alas a infinidad de corrientes de pensamiento que, con mayor o menor acierto desestabilizaran la idea de un Estado garante de unos valores que se han instaurado desde multitud de corrientes de pensamiento y que son, palabra muy de moda, una sinergia de todos ellos. Hemos bebido y hecho como propias ideas liberales, socialistas, comunistas, anarquistas que nos han conducido al estado de bienestar que hemos disfrutado y que ahora, por mala gestión del sistema capitalista que lo integra, consideramos nefasto.
    Las soluciones ha nuestro problemas pasan por el entendiemiento, el dialogo y la EJECUCIÓN de reformas pactadas por todos y que nos garanticen este sistema durante mucho tiempo, desgraciadamente parece que en este pais eso no se va a conseguir. El apoyar al menos malo, es la idea que recorre a la sociedad española harta de bandazos y cambios de rumbo que no nos conducen a buen puerto, pero me resisto a creer que un cambio de mando sea la solución si al Capitán, sea quien sea, le rompen la brujula sus opositores.

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  2. Mi muy querido Guiño, agradezco tu opinión y comparto gran parte de los argumentos que expones. España no vota por proyectos ni objetivos reales que puedan presentar los partidos. La demagogia y las eternas disputas sobre la cuadratura del círculo, enmascaran las verdaderas cuestiones que debieran ser expuestas de forma clara y transparente para la opinión pública que ya lejos de querer saber, se alinean con su color, sin importar nada, ya si mienten, son corruptos e incumplen sistemáticamente sus promesas.

    Con el poder debemos ser muy críticos, todos y siempre. El poder corrompe y no se puede caer en la costumbre de justificar todas las cagadas, día tras día. Gobernados por una panda de analfabetos es lógico que así sea. Todo lo que hacen, es con vista a cálculo electoral y nunca para el bien de la nación.

    El deber y obligación de la oposición no es otra que vigilar muy de cerca la actuación del gobierno. Lamentablemente, la oposición si no nula, es casi inexistente o está comprada. Con tantos frentes abiertos como tiene y cagando cada cosa que tocan, ya hay demasiada costumbre por parte del pueblo de aguantarlo todo sin rechistar.

    Mi querido Guiño, Zapatero nunca ha tenido brújula y aunque la tuviera, no sabe ni a dónde va. Dudo que nunca haya sabido hacer nada más que comprar a sus posibles enemigos. Si acaso, a quedar bien y hacer buenos negocios con toda la escoria del mundo que nadie quiere cerca. Si alguna culpa tiene el Pepé, será la de no haber sabido aprovechar la incompetencia infinita de un gobierno y haber hecho una buena oposición.

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