sábado, 11 de diciembre de 2010

MIS CIRCUNSTANCIAS Y YO MISMO


Mi historia comienza aquella misma mañana de mayo en que nací. Fui llamado Santiago en honor al apóstol. Siendo contrario a los deseos de mi padre fui a nacer, al igual que mi hermano, en Madrid. De padre gallego y madre andaluza, tuve la suerte de recibir una buena educación en varios de los mejores colegios. Tras la separación de mis padres a la edad de 10 años, acabé trasladándome a vivir con mi padre y mi abuela a Vigo. Ahí estuve viviendo, en tierras gallegas, y como ha sido hasta hoy, siempre a caballo entre estas dos ciudades.

Nunca he tenido poderes extraordinarios más allá de haber dado con buenos amigos con los que pasé una adolescencia divertida y llena de experiencias que creía inolvidables. La curiosidad que me acompaña bien mezclada con altas dosis de imprudencia adolescente, me llevaron a saborear, en la medida que pude, el placer de todo lo prohibido. Quizás haya sido ese magnetismo por conocer todo aquello que desconocía, lo que provocó que al mismo tiempo me aburriera todo con relativa rapidez. Esa búsqueda incansable de todo lo nuevo me acompaña hasta estos días y posiblemente sea la razón por la que no he conseguido asentar cabeza ni tener claros los objetivos de una vida. Neofilo por naturaleza y desde siempre, obsesionado con destripar los misterios de cualquier aparato con botones y que hiciera “bip bip”, hoy podrían definirme como bastante geek. La tecnología es sin lugar a dudas, mi pasión y la razón de muchos desvelos.

Una buena amiga de Vigo, cuyo nombre empieza por “C” de cigüeña, ha sido quien me ha tentado a hacer esto que estoy escribiendo. Es suya mi gratitud por haber agitado una vez más y esta vez de forma notoriamente pública, mi afición ya casi olvidada por la escritura. Sin querer caer en la arrogancia o el egocentrismo y no siendo muy amigo de redes sociales ni webs personales, probaré a dar un nuevo salto, no sin miedo escénico, al mundo del blogging. Reconoceré que nunca he sido de las personas más entrañables, ni la sociabilidad ha sido mi mejor virtud. Mucho menos, desde luego, lo es ahora. Aún con todo, espero ganarme vuestra simpatía y si apenas alguna sonrisa consigo sacaros, un ápice de cariño o apenas un mínimo de interés, podré darme por satisfecho. Mi más sincero agradecimiento por haberme leído hasta aquí.



4 comentarios: